martes, 25 de marzo de 2014

"La concordia fue posible..."

La concordia fue posible es el epitafio grabado en la lápida del expresidente Adolfo Suárez. Una frase que, según muchos, resume lo que fue la forma de llevar al pueblo español de la dictadura a la democracia.

Desde el viernes, cuando la familia anunció que su fallecimiento era inminente, todos los medios han ido rescatando imágenes de archivo, han hecho especiales y han entrevistado a políticos y periodistas veteranos, que vivieron aquellos años en los que, Suárez hombre carismático y atractivo en todos los sentidos, se convirtió en la  figura destinada a escribir uno de los capítulos más importantes de la historia de España.

Tuvo muchos partidarios, detractores también, pero es innegable su papel fundamental que en la transición de la dictadura a la democracia y así ha sido reconocido por todos.
Su despedida, un funeral de estado, siguiendo el protocolo establecido no hace mucho, por cierto, para un presidente del gobierno. Lo vimos hace unos años, con la muerte de Leopoldo Calvo Sotelo, aunque con menos repercusión, de hecho algunos ni se acuerdan.

Este funeral nos ha dejado más imágenes para el recuerdo, como la de los tres últimos presidentes del gobierno (González, Aznar y Zapatero) juntos. Todo forma parte ya de nuestra historia, un hecho reciente para nosotros, pero historia al fin y al cabo.
Me ha dado mucha pena estos días, ver a algunos jóvenes dispersos (por llamarlos de una forma respetuosa) a los que se les preguntaba quién era Adolfo Suárez y no tenían ni idea. Como digo, una pena.

Al paso del cortejo fúnebre por las calles de Madrid esta mañana, muchos ciudadanos, valorando y recordando ese consenso que Suárez fue capaz de conseguir en un momento delicado para España, le gritaban a los políticos que acompañaban la comitiva: señores, tomen nota ...echándoles en cara la crispación y la falta de diálogo, que existe actualmente entre las diferentes formaciones políticas, ahora, en otro momento delicado para el país y sus gentes.

Igual que otro ilustre, Claudio Sánchez -Albornoz, historiador y político, ministro durante la II República y presidente en el exilio; el presidente de la transición descansa ya, a petición propia, en la catedral de Ávila.


In memoriam
D.E.P.

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